martes, 17 de noviembre de 2015

VEINTICUATRO HORAS EN LISBOA

Decadente es la palabra que mejor la define, sin duda.

Pero me gusta mucho ir, quizás porque nunca he pasado allí más de cuarenta y ocho horas y siempre me quedo con ganas de más y de haber llevado la cámara de fotos.

Es de esas ciudades que , pese a una expo que cambió el puerto, sigue siendo prácticamente igual que hace treinta años( a más no me puedo remontar porque antes no fuí pero podría arriesgar...).

Si te pilla leyendo "Tren a Lisboa" ya es el acabóse.Y que a mi el portugués ( idioma y ciudadano) me gusta.

Imprescindible ver el castillo de San Jorge y subir andando...también.Unas vistas inolvidables.Aquí se entiende porqué a los portugueses les dieron Brasil el día del reparto del Nuevo Mundo. Las cuestas de aquí solo son comparables a las de Río do Janeiro.

De bajada pararse a tomar un "cafezinho" o copa en



Un sitio, también con vistas, curioso si te coincide además espectáculo circense.
La torre de Belém y los dos ascensores para salvar cuestas son lo más emblemático pero pasear por La Baixa cuando cae la tarde y meterse en un garito a escuchar fados no tiene parangón.
Peeeeeero....mi experiencia me dice que ese plan no es válido para todos, los fados te gustan o no, no tienen término medio, es como andar cuesta arriba.(En principio da pereza pero las vistas desde arriba casi siempre suelen valer la pena).
Así que para todos los públicos si es el "Pavilhão Chinês" bar con unas colecciones de juguetes y demás solo comparable al bar " la Fira" de Barcelona y además aquí las "caipirinhas" están ricas.

Para comer o cenar solo puedo recomendar mis clásicos de la ciudad.Teniendo en cuenta que el bacalao y los arroces caldosos son las estrellas y que no es una ciudad cara, no es fácil equivocarse.

"La luminosa" restaurante marisquería muy asequible en la avenida  Almirante Reis.Camareros antigüos.A diario, mucho oficinista de la zona.
"Casa Laurentina", pese a que no es céntrico ni tiene mucha luz, tiene la mejor "couvada de bacalhao" desmigado, más "chic" el bacalhao a la nata.Público local.
"As Velhas", céntrico y sin muchos turistas. Cocina de mercado con camareros de los de toda la vida.

Si en vez de veinticuatro, os tomáis cuarenta y ocho horas, el monasterio de los Jerónimos donde está enterrado Pessoa y el puerto es lo más recomendable.


El tranvía es otra opción para subir y bajar.
El de Río creo que lo han vuelto a poner.


No puedo evitar las comparaciones con Río.


Fotos hechas con la m***** del "aifon vintage " pero menos da una piedra.

¿Conocéis Lisboa?¿Apetece?





lunes, 9 de noviembre de 2015

NOT TODAY


La empresa para la que trabajo ha absorbido a otra del mismo sector y volumen.
Como los puestos se han doblado, cada departamento debe hacer una reducción de personal y por supuesto, ningún director se va él para mantener a cuatro trabajadores que de verdad sacan trabajo por un cuarto de su sueldo.
En la escabechina han echado a mi compañera más antigüa, llevaba veintiochos años y no cobraba antigüedad, así que cuando preguntó porqué ella y no la última en llegar, ya que cobran lo mismo, le dijeron que la otra gusta más.
Podría entrar en disquisiciones varias, pero es tan empírico como valorar la productividad de un profesor.

La semana ha sido muy dura porque además dos horas antes de que la llamaran para decirle que debía ir a oficinas habíamos quedado después de meses sin vernos y me había contado su delicada situación personal.

Padezco empatía, en grado sumo, así que tengo que sacar la mala hostia por alguna parte.Y llegando al entreno de fútbol de mi hija le monto un "pollo" al coordinador a cuenta de una injusticia con los últimos niños que se apuntaron en el grupo en aras de la "productividad" ( es un equipo benjamín....por Dios).
Por suerte, todas las mamás suelen tener empatía o simularla y en el "whatts" por la noche consiguen subirme la moral... un pelín.
El caso es que nos llega un correo de que he ganado la partida del fútbol pero al día siguiente mi hija debe hacer una suplencia como muestra de buena voluntad.

Dos horas antes del partido me llama mi compañera y me cuenta el cheque que le han puesto delante.No doy crédito y eso que nuestro departamento de RRHH tiene fama en el sector por su mala "praxis".Pero la oferta no tiene pies ni cabeza, no dejan entrar testigos ni sacar el escrito sin firmar.

Agoto la batería del teléfono despotricando, así que dejo el teléfono en casa cargando y me voy a llevar a mi hija al partido, llegamos con tiempo pero no hay nadie.Raro, raro...porque tenemos unos padres y abuelos verdaderamente aficionados.Convencida de que me he confundido con la hora vuelvo a casa a por el teléfono ( éste cole solo estaba a quince  minutos de casa).Para cuando llegamos a casa tengo sesenta y ocho  mensajes en el teléfono a cuenta del atascazo que hay en la ciudad y veo que me había equivocado de colegio.Lo intento, pero mi hija se sienta en el banquillo justo cuando el árbitro pita el final.

Empiezo a necesitar un cigarrillo, en el atasco creía que era taquicardia por no llegar pero al día siguiente cuando me llama el "H 24" para decirme que debo estar en Madrid para un servicio el domingo porque con tanto despido se han quedado sin gente ya no me quito esa sensación de rabia/ pena concentrada a la altura del pecho izquierdo( es donde se supone que duele el corazón ¿no?).

Cojo el último AVE y como he salido con prisas, sin dinero y con maleta pequeña decido ir de Atocha a casa en metro ( observar la fauna del metro por regla general me relaja).Pero hay mucha más gente de lo normal.Quizás es que nunca había ido en sábado noche.¿Habéis visto esos vídeos de orientales metiéndose a presión en el vagón?.Pues eso, exactamente.

A los tres chorizos del vagón los localizo y con una mirada les hago entender que les he visto.Al llegar a mi parada uno de ellos me da un empujón que hace que enseguida mire si me ha rajado bolsa de viaje o maleta porque las cremalleras siguen cerradas y bolso no llevo.Le doy una voz y echa a correr, mirándome cada tres pasos mientras esquiva a la marabunta.Repaso bolsos y cremalleras otra vez.
Uso teléfono y llaves.

El domingo por la mañana, aprovechando que en Madrid abre todo, a las nueve estoy lista para salir a depilarme, ir a la pelu y manicura antes de ir a trabajar porque hace meses que no lo hago y así a lo mejor me sentía mejor y conseguía aflojar la presión de mi pecho.(Ya sé que suena muy femenino pero funciona).

Pero mi cartera con todas mis tarjetas de crédito, documentación y demás cosas que las mujeres somos capaces de meter en una cartera que mide veinte centímetros de largo no estaba.(El muy cabrón me abrió la bolsa de viaje , me robó y volvió a cerrar la cremallera en el segundo que deje de observarle para bajarme sin pisar a nadie con las ruedas de la maleta).
Así que con las mismas me voy a la comisaría donde hago un verdadero ejercicio de contención con el policía de turno que me hace colgar el teléfono a cuenta de las interferencias e inhibidores de frecuencia para después usar el suyo descaradamente.(La verdad es que fue esa uña suya del dedo meñique   extralarga la que me contuvo).

El pasaporte se ha salvado, así que puedo acudir a mi trabajo.Es un trabajo que no es mi especialidad, son rusos, acaban de contratar a una filipina para que se hago cargo de su perro e intentan que la filipina beba Dom Perignon con ellos( la cara de la musulmana mirándome es un poema).Cuando vuelvo le digo  al H 24 ( sujeto que está por la noche y fiestas de guardar)que le diga a quién corresponda que a mi no me vuelvan a llamar para nada similar y que tiren de "free-lance" que es lo que le dijeron a mi ex-compañera que harían.

Me acompaña un compañero a casa porque no tengo ni para un billete de metro.
Me presta dinero para pasar el lunes ya que en Madrid sigue siendo fiesta.

Y entonces llama "S" y tras contarle mi día por supuesto se ofrece para venir a mi casa, prestarme los cientos que haga falta y darme apoyo moral. Y la verdad, solo se me ocurre que no, que no tengo el coño para ruidos, pero en el fondo digo que no porque estoy sin depilar, y con pelos de loca, y gorda y mayor y fea y muy triste.

Así que he pasado un día de la Almudena de lo más entretenido, limpiando el piso de Madrid, que buena falta le hacía.

Mis agradecimientos al centro comercial del triángulo verde que es el único que me repuso la tarjeta en el momento, con solo presentar el pasaporte, y gracias a ello no me faltó de comer.